A ayudar a morir también se aprende, es el título de un artículo que escribió Fermín Apezteguia en el periódico El Correo, el 8 de junio de 2014, en el que entrevista a Jacinto Batiz, especialista en cuidados paliativos
Me ha parecido muy interesante toda la información que comparten, el punto de vista y el enfoque que dan al proceso del acompañamiento a los seres que están en fase terminal.
Transcribo una parte de la entrevista, en la que Batiz aporta diez consejos que debemos tener en cuenta si vamos a cuidar de un paciente terminal. Aunque ya los conozcamos, nunca está de más, el volver a releerlos.
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Principales consejos
"Acompañar a alguien-resume el experto- es dedicarle nuestro tiempo, visitarle con frecuencia, mostrarle respeto y comprensión, demostrarle nuestra disposición a apoyarle en lo que pueda ocurrir, respetar los momentos en que quiera estar solo y no forzar una conversación activa. El mejor medicamento -concluye. es nuestra compañía"
- Tener en cuanta que la comunicación es distinta si nos situamos a un metro de la cama del paciente o si nos ponemos a su lado, tocándole con nuestra mano.
- Un apretón de manos, una caricia, un fuerte abrazo no los lleva el viento. Pesan más que las palabras.
- En ocasiones, el tacto suele ser la única forma de comunicación y de expresión de cuidado que se le puede dar al enfermo.
- Es muy importante que el enfermo y quién le cuida mantengan alguna forma de comunicación, sobre todo, en los estadíos avanzados, cuando el paciente ya casi no se puede comunicar verbalmente.
- Si quién le cuida o acompaña sigue hablándoles, sonriéndole o acariciándole, esta comunicación afectiva permanecerá intacta aún cuando la comunicación verbal se pierda.
- La compañía puede hacerse con la mirada, la sonrisa y las caricias.
- La forma de mirar, de dar la mano son importantes en pacientes que no pueden emplear las palabras como los afectados por la demencia, sordera o que hablan otro idioma. La sonrisa, el tono de voz, los gestos de las manos pueden significar calor e interés personal.
- Trate al enfermo como un ser humano hasta el momento de su muerte. Tenga en cuenta su dimensión emocional, social y espiritual.
- Permita al enfermo, si puede hacer, expresar sus propios sentimientos y emociones sobre su forma de enfocar su muerte y participar en las decisiones que incumban a sus cuidados. Respete su individualidad y no le juzgue por sus decisiones, aunque sean contrarias a las del cuidador.
- Imagina el final de tu vida y cuida como te gustaría que te cuidaran a ti llegado ese momento.
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La imagen es la que aparece acompañando al artículo y desconozco quién es su autor.