sábado, 14 de noviembre de 2015

La unión, el amor, mueve el mundo

La vida no es fácil, ni justa. Y si, a veces es muy difícil y dura. Ayer fue un día de esos, en los que de repente, pasas de la risa y la alegría, a la incredulidad, al rechazo, a la impotencia, a las lágrimas.

Los atentados y lo vivido ayer en París, es sólo una muestra más, de la brutalidad y la violencia que es capaz de llevar a acabo el hombre. Para ello, busca excusas que le den carta blanca y fuerza para causar el terror, el miedo, asustar y paralizar. Da igual el lugar en el que decide golpear, siempre deja una herida y dolor.

Al enterarme de la noticia, se me encogió el corazón, sólo quería llorar. Inmediatamente me puse en marcha, comencé a enviar luz y amor.

Formamos parte de la humanidad, da igual la distancia, las culturas, países o religiones que tengamos. Estamos unidos. Lo que te afecta a ti, me llega a mi y viceversa. Así que, además de enviar luz y amor, seguro que podía hacer algo más.

Comencé a pensar en ello. Si todos estamos unidos, los pensamientos y emociones también lo están. La violencia se alimenta de las emociones y pensamientos agresivos, de la rabia, del rencor, del odio; y el amor, de si mismo.

Seguí pensando. Sentía que tenía que mirar hacia adentro, muy profunda e íntimamente, y hacer un análisis de mis emociones y pensamientos. ¿Son siempre positivos?¿cómo enfoco, dirijo y vivo mis miedos y temores? ¿hasta qué punto soy responsable de la violencia y del amor en el mundo? ¿qué puedo hacer para que la violencia desaparezca? 

Llegaron muchas respuestas de manera rápida. Si no me gusta cómo gobiernan los partidos políticos que tienen el poder, pudo cambiar mi voto. Si no me gusta cómo es la sociedad en la que vivo, puedo participar en organizaciones que estén en sintonía con mis ideales y así ayudar al cambio. Todo ello es correcto. Es válido, pero sentía que era insuficiente. De alguna manera, sentía que dejaba mi poder en manos de los demás.

Mi mente, repetía ¿qué puedo aportar, qué puedo hacer yo? Escuché con claridad, amar. El amor lo es todo, y a la vez, es sencillo. Al amarte, amas lo que haces, lo que piensas, lo que sientes. Prueba a amar de manera consciente. Ama lo que no te gusta de ti, ama lo que te cuesta, ama lo que temes, ama a tu sombra, ama a tus miedos. Amate a ti misma, totalmente. Y observa lo que ocurre.

La luz y la sombra van juntas. Si somos capaces de ver la sombra es porque hay luz. La luz ilumina, crea consciencia y así podemos cambiar si es lo que deseamos hacer. 

Está en nuestra mano elegir qué camino tomar y vivir. El mar está compuesto por gotas de agua. Cada uno de nosotros es como una gota, todos juntos somos el océano. 

Mi pensamiento y mi corazón está en la ciudad de la luz y del amor, París, con todos sus habitantes, con las víctimas y sus familias. 
 

La imagen está tomada de internet. Desconozco el nombre de su autor.