jueves, 21 de noviembre de 2013

Apostando por la vida

Seguimos en noviembre, viviendo en primera línea de trincheras todo lo que ocurre a nuestro alrededor y en nosotros mismos.

La energía de este mes es vertiginosa, rápida, apenas da tiempo a integrar lo que estamos sintiendo y viviendo. 

¿Y qué sentimos? A veces bloqueos, inestabilidad, perplejidad, rabia, ira, vacío, frustración, cambios que se suceden uno tras otro. No hemos terminado de superar el primero de ellos y ya estamos inmersos en los siguientes. La energía mueve con determinación los viejos esquemas, replantea las bases en que se basa nuestra vida, mueve los cimientos sobre los que nos sujetamos; mientras tanto, la mente intenta analizar qué ocurre. Todo ello trae confusión y caos. Y también, limpieza, transformación, evolución y aprendizaje.

Estos días me he sentido como si fuera una camiseta vieja dentro de una lavadora que no paraba de dar vueltas y vueltas sin parar. Quería, necesitaba, dar al botón de finalización, pero la lavadora seguía centrifugando. He vivido en pocos días, varias pruebas, quizá exámenes, de situaciones que creía pasadas y superadas. La mente, toda poderosa, ha jugado conmigo más de lo que me hubiera gustado.

El miedo, las dudas, las inseguridades han aparecido de lleno, y se han colocado delante mio a modo de espejo. Y la mente, ha caído en la trampa. Ha sido duro, pero a la vez, un aprendizaje estupendo. Me ha permitido saber dónde estoy, qué he superado y qué faltaba por poner en orden en mi vida. Me ha dado la oportunidad de ajustarme, de volver a ver con claridad qué es lo que quiero en la vida, quién soy y hacia dónde voy. 

En esta vorágine y espiral de locura energética, la mente me dio una tregua, debía de estar en un spa relajándose, cuando sentí que lo que más echaba en falta, era yo misma, mi paz interior, mi calma. En cuanto lo sentí con claridad y aposté por ello, todo se recolocó, la mente dejó de molestarme, todo se aquietó. Fue fácil. Parecía imposible que tanta aceleración, se convirtiera en paz en un instante, sólo con desearlo. Fue real. Conecté conmigo, con mi esencia. Volví a mi base, desde la que siento que puedo afrontar cualquier situación que me depare la vida, sabiendo que si me caigo, tengo fuerza para levantarme de nuevo. Recuperé mi confianza, mi seguridad; las sentí a mi lado, siendo mis apoyos. No habían desaparecido, simplemente, habían estado jugando al escondite conmigo, para que saliera reforzada, para que apostara por mi misma.

Todo el tiempo habían estado ahí mismo; pero la mente, se había encargado de despistarme. Le había dado ese poder. Somos los responsables de nuestros actos, pensamientos, decisiones, pasiones, triunfos, cambios. De vez en cuando, la vida se encarga de ponernos pruebas y retos, para recordarnos quiénes somos, para que miremos por nosotros mismos y sentemos las bases de nuestra vida, eliminando de ellas lo que ya no sirve, lo que es viejo y está caduco, y de este modo, podamos dar entrada a lo nuevo. Si no hacemos espacio para lo nuevo, para nuestros deseos, difícilmente llegarán a ocupar su lugar. Es tan fácil como hacer limpieza de un armario. Para colocar la ropa nueva, hay que quitar la que ya no sirve. Somos armarios con corazón y mente, y mucho amor.

Lo nuevo que está ya aquí, tiene relación directa con el amor. El amor incondicional e infinito, hacia nosotros mismos y hacia los demás. El amor da fuerzas y seguridad, acoge, envuelve y nos recuerda que no estamos sólos, cuidan y velan de nosotros, aunque muchas veces no lo sintamos así. Y si caemos, volveremos a levantarnos, porque confiamos en nosotros, somos fuertes. Conducimos nuestra vida hacia el éxito, hacia la tranquilidad, a hacer realidad nuestras metas y deseos. Apostemos por vivir la vida tal y como queremos, esa es la enseñanza y el aprendizaje de estos días. Somos amor, somos y tenemos, la llave de nuestra vida.


La imagen está tomada de internet. Desconozco quién es su autor.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Noviembre, energía de transformación y transmutación

Poco a poco, 2013 va finalizando. Ha sido, está siendo, un año duro y complicado, difícil a nivel energético y evolutivo. 2013 mueve una energía que ayuda a encontrarnos con nosotros mismos, a saber quiénes somos; a veces, de manera sutil y, otras, de forma desgarradora,

Hemos pasado por meses más o menos llevaderos, en dónde la presión por y para averiguar la verdad sobre nosotros era evidente. Ahora, en noviembre, la presión es mayor, no caben medias tintas. Podemos estar viviendo procesos complicados, muertes, cambios, duelos, separaciones, crisis personales, tránsitos, etc. Podemos sentirnos solos y desamparados, perdidos, sin rumbo, sintiendo que estamos a la espera de algo que tarda en llegar, podemos ver cómo en nuestra vida, lo que creíamos que era estable, se viene abajo en un instante. Todo ello crea confusión, miedo, inseguridades y dolor.

Las pruebas y retos nos dejan sumidos en el dolor, y una vez superados, recuperamos la  tranquilidad y cuando creíamos que ya estaba superado, de nuevo vuelven las pruebas y dificultades. La mente se llena de miedos, inseguridades, presión, desasosiego. Parece que vivimos inmersos en una espiral sin final. La mente juega con nosotros. Es el camino de la limpieza.

La energía de noviembre nos invita a profundizar, a investigar el porqué, dónde estamos, quiénes somos y hacia dónde queremos ir. Afecta a todos por igual, nadie nos libramos. La diferencia está en cómo lo afrontamos. Quiénes hayan ido haciendo los deberes a lo largo del año, sentirán de manera más suave la energía y las pruebas que estén viviendo serán más llevaderas; y, tienen en sus manos un mayor conocimiento de lo que está ocurriendo, dándoles la posibilidad de utilizar todos los recursos y herramientas a su alcance.

Para quiénes no se hayan preguntado, ni hayan sido conscientes de lo que está ocurriendo, será más brusco y difícil. Más evidente. No significa que sea peor, simplemente, será más claro. Noviembre aporta la energía y nos invita a profundizar en nosotros, en nuestro dolor, en nuestra vida, ayudándonos a soltar lo que ya no sirve, a eliminar lo viejo o desfasado, a soltar lastre. A mayor apego, mayor dolor.

Es complicado caminar cuando sentimos que nos falta apoyo, luz, claridad. Pero no es cierto, todo ello está en nosotros, forma parte de nosotros. Noviembre, nos pone a prueba, porque quiere que nos encontremos, que sepamos que estamos llenos, que somos completos, luminosos y amorosos, en todas las situaciones, tanto en las dificultades como en las situaciones más sencillas.

Noviembre, nos lleva a reflexionar, a sacar lo mejor de nosotros, a ver quiénes somos, a ser conscientes de todo nuestro potencial. Es posible que no lleguemos a una conclusión clara, da igual mientras consigamos estar unidos a nosotros mismos, ser nosotros, ser uno. Y para ello, tenemos varios bastones en los que apoyarnos, la fe, la confianza y el amor a nosotros mismos.

A pesar de las pruebas, a pesar del desaliento, a pesar de las dificultades, si estamos fuertes, si nos sentimos seguros, si estamos plenos y llenos de amor y confianza, sabremos que aunque ahora no lo veamos, hay luz al final del túnel. Aunque ahora nos falten muchas respuestas, si escuchamos a nuestro corazón y vibramos con él, daremos con la respuesta, con la verdad, con la certeza de que estamos haciendo lo que debemos, y estamos en el camino correcto.

Todo lo que estamos viviendo es el resultado del aprendizaje necesario para seguir avanzando y evolucionando. Para unos será un maratón, para otros una carrera de cien metros lisos. Cada cual vive y experimenta lo que está preparado. No debemos compararnos con nadie, pues la evolución se presenta de diferente manera para cada uno de nosotros. Somos como el ave fénix, que renace de nuevo de las cenizas, nos quemamos, transformamos y transmutamos para volver resurgir con más fuerza. Ese es el poder de la limpieza que estamos viviendo. Eliminar lo viejo para renacer llenos de fuerza, de amor y luz.

Estamos acercándonos cada vez más a nuestra verdad, a saber quiénes somos, y por ello necesitamos que se quiten las vendas que llevamos en los ojos, duele pero es necesario. Estamos preparados para vivirlo y sabremos hacerlo, si recordamos que somos luz y amor, somos claridad y no estamos solos, nunca nos dejan solos en este caminar. Estamos protegidos por todos los seres de luz que nos acompañan, somos guiados por la luz y el Amor divino y universal.


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.