viernes, 22 de febrero de 2013

La negatividad y la evolución del alma

Sois varias las personas que habéis pedido que hablara de la negatividad y del aprendizaje evolutivo del alma. Intentaré ser lo más clara que pueda.

Por supuesto, sigo abierta a comentar todo tipo de sugerencias, dudas o preguntas que tengáis con respecto a los temas que se hablan en el blog. Así que os animo a que lo hagáis.

Evolucionar es un aprendizaje totalmente personal e intransferible. Podemos compartir la experiencia pero nadie puede vivirla por nosotros. El alma elige las experiencias que va a vivir antes de encarnar, aunque luego se olvide de todo ello por completo. Muchas veces, tenemos la sensación de ir caminando en la oscuridad. Sin embargo, tenemos un as en la manga, nosotros, nuestro yo.

Resulta más fácil aprender cuando las situaciones son cómodas y agradables; en las que todo es más fluido; y sobre todo, cuando nos sentimos felices y contentos rodeados de personas y energías que nos complementan. Pero qué ocurre cuando en la vida, aparece una situación dura, difícil, complicada y que hace daño; o, cuando nos rodean personas que piensan en negativo o sufrimos.

Nada es lo que parece. Lo que para unos es una situación complicada y dolorosa, y puede acabar en una depresión; para otros, es el comienzo de un reto, de un autoconocimiento. Somos libres de vivirlo como mejor sepamos, podamos y elijamos. Todo es correcto y válido desde el punto de vista del aprendizaje del alma.

Una persona o situación que es dañina, no deja de ser una gran prueba y un modelo a "no seguir", o un gran maestro. Enseña lo que no debemos hacer, lo que no queremos ser o convertirnos. Es un espejo en el que vernos reflejados. Y somos libres de vivirlo como mejor consideremos. Como por ejemplo,

Desde el victimismo, y quedarnos ahí para siempre. Es válido. No digo que no seamos víctimas, pero una vez superada la primera impresión, podemos decidir que la vida es más cómoda siendo mártires. Y para ello necesitamos en la vida, un verdugo. Uno no puede existir sin el otro.

Pasando de puntillas, sin querer darnos cuenta de lo que ocurre. No se cómo actuar. Tengo miedo a tomar decisiones y sentir. Me hago invisible. A la larga, tendremos que tomar decisiones, pero a veces necesitamos un tiempo para pensar, situarnos o tomar distancia de la relación que nos une con la persona que nos hace daño que por ser tan cercana que no sabemos cómo actuar. Es válido.

Desde las emociones destructivas, la ira, la rabia, la impotencia, el abandono, etc. Creo que es una de las maneras más difíciles y duras de vivir. Sólo sufre la persona que lo revive constantemente. No quien ofende. El dolor es nuestro, se enquista. La rabia y la ira, nos ciegan y las emociones se cierran en un círculo vicioso en el que sólo sufrimos nosotros. La mente se encarga de ello, recordándonos constantemente qué herida tenemos. Es correcto si es lo que necesitamos vivir, ya que forma parte del camino que necesitamos para aprender y evolucionar.

Vivirlo como un reto, una superación, una ayuda para conocernos a nosotros mismos. Pasaríamos del dolor inicial, a la acción práctica. Conozco el dolor y el sufrimiento y no quiero quedarme en él. Lo supero. Para ello, tomo la situación o persona, como una prueba de vida, una aventura en la que descubro cuáles son mis límites. El punto de partida es esencial, me amo y no quiero sufrir más de lo necesario. Poner límites a lo que me hace daño es válido, y no significa ser generoso o no amar a los demás. Es válido.

Nadie, jamás de los jamases, excepto una, puede hacernos daño. Y esa persona es cada uno de nosotros. Somos libres. Se nos olvida el poder que tenemos y que nuestra base, es el amor, el querernos y amarnos a nosotros mismos. Cuanto más nos queramos, más nos respetemos, más seguros y confianza tengamos, menos daño permitiremos que nos hagan y más rápido sanaremos las heridas. Si cada uno de nosotros está centrado, equilibrado y en armonía consigo mismo, será más fácil poner los límites a quienes intentan aprovecharse de nosotros, por su egoísmo, manipulación, control, etc.

Somos los que decidimos cómo queremos vivir, cómo queremos que nos traten y amen. Si vivimos una situación que no nos gusta, actuemos desde el corazón, desde el amor y el respeto hacia uno mismo. Decir que no en algunos casos o situaciones es tan importante como decir que sí. Sólo puede hacernos daño aquello a lo que damos paso.

Si me están maltratando y lo permito, entro en el mismo juego que ellos, pero desde el otro lado. Somos víctimas y verdugos. Si me hacen daño y me enfrento a ello, estoy mirando por mi misma, aunque luego esté callada. Soy consciente de dónde estoy, de quién soy. Es un punto de inflexión. Puede que aparentemente no cambie nada, y sigan queriendo maltratarme, pero algo ha cambiado. Me tomado mi poder, me quiero y he dicho basta. Luego mi actitud será distinta. Posiblemente necesite un tiempo para integrarlo todo, para encontrar las soluciones adecuadas, para recuperarme y ser de nuevo fuerte. Ya hay un cambio interno, me quiero.

Qué tenemos que hacer cuando nos encontramos con personas o situaciones negativas. Vivirlo de la manera más llevadera posible, en donde el dolor o el sufrimiento sea mínimo. Lo ideal sería alejarnos de ellos, frenarles desde el respeto, poner nuestros límites. Tenemos que ser fuertes y confiar en nosotros, actuando desde el amor. Desde luego, intentando no repetir lo vivido, no ser vengativos, ni rencorosos, pues seguiríamos el mismo juego. Procuremos dejar de pensar en ello, porque haciéndolo estamos dando poder al hecho o a la persona. Pensemos en qué nos hace felices, qué nos equilibra, qué nos hace sentirnos bien. Demos importancia a lo esencial, a nosotros y nuestra armonía.

Personalmente cuando me encuentro viviendo una situación complicada o aparece una persona negativa, doy las gracias porque me permite conocerme, saber cuáles son mis límites, crecer y avanzar. Es un regalo aunque a veces no venga envuelto en un lazo rojo. A mayor dureza o complicación, mayor oportunidad de aprendizaje y evolución.

Lo negativo, también forma parte del aprendizaje. Es una prueba en el camino evolutivo y dependerá de cada uno de nosotros cómo afrontarlo y vivirlo, sabiendo que todo es válido y correcto, desde el punto de vista del alma.


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.

sábado, 16 de febrero de 2013

El libre albedrío; las almas, su evolución y reencarnación

Una vez más quiero agradecer a Carmen que pregunte sus dudas. Os animo a todos a que también lo hagáis.

Este es el comentario que Carmen dejó en la entrada anterior.
 
Carmen: Que complicado es esto! me vienen un montón de preguntas, si nuestras reencarnaciones es para que el alma vaya evolucionando y nosotros antes de encarnar elegimos la vida que queremos vivir, para así poder evolucionar más rápido o más despacio, da la sensación de que la vida ya está escrita, ¿Dónde queda el libre albedrío? Y si tengo que aprender de mis errores cometidos en otra vida, como poder superarlos ¿si no los recuerdo?¿cómo se que no voy a cometer los mismos errores vida tras vida? y si el alma evoluciona por el amor hacia los demás entregando nuestro amor incondicional, pero hay personas que nos transmite malas vibraciones, que incluso una charla con ellas nos deja como si nos hubieran absorbido la energía, agotados, exhaustos, incluso pesimistas, puedo ser tolerante con ellas pero no puedo tenerlas cerca, por lo tanto no puedo amarlas, eso influye para que mi alma no evolucione?

Como veis son unas preguntas muy interesantes y creo que todas nos las hemos hecho más de una vez.

Sí, como almas que somos, estamos en constante evolución. Unas veces decidimos encarnar en la tierra, otras en otros lugares o también podemos estar el tiempo que consideremos oportuno, siendo almas sin encarnar. Todo ello es correcto.

Antes de encarnar, como almas, sabemos qué vamos a vivir. Para ello, elegiré a las almas y circunstancias adecuadas que me enseñen ese aprendizaje. Normalmente, suele empezar por casa, o mejor dicho, por los padres que tenemos, la educación que recibimos, el país y la época en que nacemos, etc. Todo ello, en teoría, es lo más idóneo para nuestra evolución como alma.

Al nacer, no solemos recordar qué hemos venido a aprender. Nuestro entorno, ya sea feliz o complicado, lo hemos elegido nosotros; otra cosa, es que en ya encarnados, además de ser alma, somos cuerpo, tenemos un físico y emociones. Luego, lo que a priori parecía sencillo como alma, se complica como ser, debido a las emociones.

Hablar del libre albedrío es como hacer la pregunta del millón, jaajajja. Hay filósofos y teólogos que se dedican a estudiarlo y al final, cada uno tiene su propia teoría. Contaré la mía.

Parte nuestra vida está determinada y queda poco espacio para el libre albedrío. Digamos que la vida es como hacer un viaje, como por ejemplo, ir de San Sebastián a París. Puedo ir andando, en coche, autobús, tren, avión, sola, en compañía, en verano o invierno, etc. Ir a un hotel de cinco estrellas o de camping. El viaje es ir de San Sebastián a París, o lo que es lo mismo, la vida; y, el cómo lo haga es el libre albedrío.

O dicho de otra manera, la vida tiene una meta, el avanzar, pero no soy consciente de qué tengo que aprender. Si observo las pruebas que he tenido que superar en la vida, me darán pistas para saber si he venido a aprender confianza, tesón, autoridad, abandono, complicidad, enfermedad, soledad, amor, etc...

El libre albedrío está en elegir lo que quiero, en la toma de decisiones, en cómo supero el obstáculo, la prueba. No en la meta, ni en la salida, sino en cómo vivirlo.

El que vengamos a evolucionar no significa que todos seamos amorosos y estupendos. Podemos necesitar vivir y a aprender lo que es el sufrimiento, el egoísmo, el dolor, y como alma es perfecto, aunque haga daño a los demás. Otros, han venido a aprender a no ser egoístas, a defenderse de la tiranía, etc. En todo lo que vivimos y hacemos hay un aprendizaje para nosotros y para todos los que nos rodean. 

La evolución dependerá de cuánto amor sintamos hacia los demás, pero especialmente y sobre todo, hacia una misma. Si no te quieres, no podrás defenderte de la tiranía o del abuso de los demás. Saber poner los límites a lo que nos hace daño, también es evolucionar. 

Todo lo que hagamos, pensemos, sintamos influye en nuestra evolución. Todo es movimiento. Al nacer se nos olvidó traer el manual de instrucciones. Muchas veces caminamos a ciegas, pero si somos fieles a nosotros mismos, nos queremos y respetamos, lo haremos extensible hacia los demás. Como no somos perfectos, nos enfadaremos, nos harán daño y también lo haremos nosotros. Cuanto más equilibrados estemos, seremos más capaces de entendernos mejor y por supuesto, también a los demás. Y ahí reside la evolución y el amor.

He intentado ser breve, porque cada una de las cuestiones que ha planteado Carmen, dan para varias entradas.  Tampoco descarto hacer una entrada más extensa sobre cada pregunta ;).


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.

martes, 5 de febrero de 2013

Señales que hablan sobre nuestras vidas pasadas

Somos almas y como tales eternas, y hemos vivido muchas vidas aunque no solemos recordarlas.
 
Cuando hablamos de las vidas pasadas y de la reencarnación, surgen muchas dudas y mil preguntas. ¿Qué habré sido yo, qué vida habré llevado? ¿me he relacionado con las mismas personas que ahora conozco?, etc.

La meditación, las regresiones son las herramientas más adecuadas para poder responder a todas las preguntas que nos hacemos; o al menos, a una parte de ellas.

Por suerte, tenemos otra manera de descubrir información sobre estos temas, la observación. Si observamos cómo ha sido o es nuestra vida, también podemos obtener señales que nos conduzcan a resolver parte de éstas preguntas.

Hay veces que visitamos una ciudad, un lugar que en teoría desconocemos, ni hemos visto documentales sobre ella, y nos sentimos como en casa, como si perteneciéramos a ese lugar. Podemos orientarnos perfectamente y al mirar el lugar, incluso, observamos que falta un edificio, o que algo ha cambiado. ¿Cómo es posible que conozca un lugar que es totalmente desconocido para mi? Tal vez, porque has vivido allí en otra vida y el alma lo recuerde.

Otras veces, podemos sentir una atracción especial por visitar un lugar, una región, aprender un idioma o tener facilidad para estudiar una materia que aún siendo desconocida, nos resulta conocida, sin existir una razón concreta que nos motive más a elegir una u otra. Hay un vínculo que escapa a la lógica y que en el corazón entiende; y por supuesto, también el alma reconoce lo ya vivido con anterioridad.

Lo mismo pasa con las personas. En cuanto conocemos a ciertas personas, sentimos que forman parte de nuestra vida, aunque no las hayamos visto con anterioridad. Sentimos paz, confianza, cercanía. También pasa lo contrario. Conocemos a alguien y existe un rechazo inmediato, y no existe ningún motivo para ello. Las almas se reconocen y nos avisan, cuidado, peligro o felicidad.

Hace ya muchos años, conocí en consulta a una persona, Vero. En cuanto nos vimos, las dos nos dijimos ¿de qué te conozco? Tu cara me suena. Repasamos nuestra vida y no habíamos coincidido nunca hasta entonces, ni teníamos amigos comunes, no había nada que nos relacionara. Pero las dos sabíamos y sabemos que nos conocemos. Eso sí, todavía no hemos llegado a saber desde cuándo.

Algunas veces podemos tener traumas o miedos que aparentemente no podemos justificar con la lógica. Recuerdo que siendo pequeña, una prima mía que tendría unos cinco años, cada vez que veía un cocodrilo de escayola que había en un parque de atracciones, se ponía a temblar con angustia. Y por las noches tenía pesadillas en las que gritaba que un grupo de cocodrilos le atacaba para comerle. No había visto ningún documental en la tele, nadie le había contado un cuento diciéndole que los cocodrilos atacaban a las personas. El ver el cocodrilo de escayola, tocó una tecla e hizo que reviviera un temor de una vida pasada.

Son muchas las señales que nos informan sobre otras vidas pasadas, aunque muchas veces pasan desapercibidas. Tal vez, si comenzamos a observar la vida desde otra perspectiva, encontremos más información sobre cómo han sido o qué hemos sido en vidas anteriores.


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.