2.014 está siendo un año bastante complicado a nivel energético. Después de un verano en el que las energías han estado aparentemente calmadas, hemos entrado en otoño y con él, en una montaña rusa que viaja por acantilados afilados y a una velocidad de vértigo.
Son varias las personas que me han comentado a lo largo de todo el verano, que se sentían desubicadas, vacías, raras; usaré la expresión de una de ellas, "estar pero no estando".
Podía comprenderles porque también me he sentido de la misma manera. Sentía que estaba a la espera, que iban a llegar cambios, pero desconocía de qué se trataba. Solía comentar que me sentía como una brújula en la que la aguja se había vuelto loca y giraba sin parar, señalando todas las direcciones. De alguna manera, todo era válido, todo marcaba el norte. Se trataba de seguir yendo hacia adelante aunque desconociendo hacía dónde.
Recuerdo ir a pasear por los lugares a los que considero "mis refugios", en los que me cargo de energía, e indudablemente son muy especiales para mi, y no sentir su poder. Ya no me cargaba. Podía contemplar la belleza del paisaje, pero no conectaba con su fuerza. Estaba sorprendida. Visité todos los puntos que son mágicos para mi, y en todos obtuve el mismo resultado. Algo había cambiado.
"Estar pero no estando", refleja bien como me sentía. Estaba, sentía, vivía pero no de la misma manera; me sentía desubicada, como si un día al levantarme, lo hubiera hecho en una ciudad distinta, aunque fuera la misma de siempre.
Los días se volvieron lentos y pausados. Sin embargo, volviendo la vista atrás, siento que ha pasado mucho tiempo desde entonces, parecen años, aunque en realidad, sólo son unos meses e incluso quincenas.
Y de repente, llega octubre. Entramos en la energía del equinoccio, que viene acompañado por una luna llena y varios eclipses. Todo ello, marcado con una energía de limpieza y renovación. Pero no cualquiera, sino una limpieza a todos los niveles de cirujano, profunda e íntima, que lleva a las profundidades y a los lugares, en que subyacen las emociones, sentimientos, pensamientos o dolores más antiguos.
En mi caso, ha sido emocional, un viaje a heridas muy lejanas que pensaba superadas. La primera reacción, fue la de sorpresa porque lo consideraba cerrado y concluido; la segunda, la de ponerme el mono de trabajo y lidiar con ella, desde la comprensión, superando la tristeza a través del amor incondicional, a los demás y a mi misma. Prueba superada. No renuncié a vivir las emociones, ya fueran la tristeza, la pena, ... pero no me he dejé atrapar por ellas. Eso fue lo mejor, lo que me ayudó a darle la vuelta a la situación; además como regalo, me trajo paz, y sitio para lo nuevo que llegue a mi vida.
Otras personas de mi entorno, lo han vivido de otra manera, rebrotes de enfermedades que creían haber sido curadas, miedos y preocupaciones que han aparecido para decirles adiós, problemas familiares, disputas y luchas en el trabajo, amistades, etc. En definitiva, limpieza a fondo, en la que toca implicarse totalmente con nosotros, si queremos resolverlo.
Octubre con toda su energía está dándonos la oportunidad de poner en orden nuestra vida. Lo hace desde una nueva perspectiva, la de la liberación. Adiós los antiguos esquemas y patrones de pensamiento, modos de vivir la vida, a los miedos, preocupaciones y temores, a todo lo que nos lastra y no resuelve nada. Tenemos que enfrentarnos a ellos, y descubrir que somos más fuertes, más firmes, que tenemos más confianza y seguridad en nosotros mismos. Es una prueba, que a la vez, es un aprendizaje y un recordatorio de quiénes somos, qué queremos y hacia dónde vamos.
La vida nos recoloca de nuevo, señalando el norte de nuestro camino. Ahora la brújula funciona correctamente, aunque sigamos sin saber hacia dónde nos lleva, con la seguridad de que será a puerto seguro.
Depende de nosotros elegir el norte u otra dirección; o lo que es lo mismo, reconocernos y saber qué deseamos hacer. También, podemos elegir, quedarnos parados, estancados, sufriendo, viviendo y reviviendo las pruebas a modo de bucle, hasta que las superemos. La primera opción, será como quitarse una tirita, duele pero pasa rápido; la segunda, es parecido a tener una herida abierta y echarle sal encima a diario.
La vida es estupenda, está llena de sorpresas. La superación de las pruebas, ayuda a conectar con nuestra esencia, con nuestro yo; quitamos capas que nos impiden ver correctamente. 2.014, nos lleva de la mano por esta ruta, la de reconocer quiénes somos y actuar siendo un todo. Las pruebas son parte de este camino. El aprendizaje, conlleva más paz, calma, y aprender a distanciarse de los problemas. Vivirlos, sí; involucrarse, mimetizarnos con ellos de tal manera que dejemos de ser nosotros, no. La primera es liberadora; la segunda, victimista. Las dos son válidas pues forman parte de nuestro aprendizaje.
Todavía quedan meses que para termine el año, y quedarán muchas pruebas que deberemos superar. Sólo tenemos que recordar que somos capaces de lograrlo, aunque parezca imposible. Tenemos la clave para conseguirlo, busquemos en nuestro interior, en nosotros y ahí la hallaremos. Reside en nuestro corazón.