domingo, 30 de octubre de 2016

Recordando a nuestros seres queridos fallecidos

Son fechas especiales para todos aquellos que han perdido a un ser querido. Todos los días recordamos a quiénes han fallecido. Les añoramos, hablamos, contamos nuestra vida, echamos de menos e incluso podemos sentirles junto a nosotros.

Aunque sabemos que siempre están junto a nosotros y nos acompañan allá donde vayamos y hagamos, a veces necesitamos ir al cementerio o al lugar donde aventamos o depositamos sus cenizas. Creemos que allí, podemos sentir su presencia más cerca, ya que nos resulta más fácil contarles cómo nos va la vida, qué hemos hecho, qué cambios y novedades han ocurrido tras su marcha. Podemos decirles cuánto les queremos y les echamos de menos.

Son días en que los sentimientos y emociones pueden estar más a flor de piel. Días de homenajes, de evocaciones y recuerdos, de nostalgia y añoranza, de encuentros y reencuentros, de silencio o de compartir anécdotas con amigos y familiares.

No existe una manera especial de recordarles. Todo es válido y correcto. Desde ir a llevarles flores, cocinar su comida favorita, escribirles una carta, charlar con ellos, cantar su canción, pasear por donde solían hacerlo, encender una vela...

¿Habéis pensando hacer algo especial el día de Difuntos y de Todos los Santos? ¿Cómo vais a vivirlo?


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es el autor. 

jueves, 6 de octubre de 2016

Reflexiones de otoño

Hace una semana entramos en una nueva estación, la de otoño en el hemisferio norte y primavera en el hemisferio sur.

Todas las estaciones tienen su encanto, son especiales. Cada una de ellas tiene su energía, luz y color

Me encanta la luz del sol en esta época, tiñe de color dorado todo lo que toca, consiguiendo que se mezclen los destellos rojizos, ocres, dorados, amarillos y verdes de las hojas de los árboles.

Es una época que invita al recogimiento, a la reflexión, a mirar hacia dentro, al interior. Sólo con observar la naturaleza vemos cómo va cambiando, transformándose. De la frescura y verdor de la primavera pasamos al dorado, a la caída de las hojas.

La energía del otoño, me resulta acogedora, tan dorada, luminosa, llena de color y de matices. No tiene la fuerza impetuosa de la primavera, sin embargo, tiene la calidez que da el paso del tiempo, de la madurez.

Me gusta adaptar la energía de cada estación a mi vida, uniéndome así a los ciclos de la naturaleza. El otoño, es una época que aparentemente tiene un ritmo más lento. Me lleva a profundizar con mayor detenimiento en qué momento me encuentro, invitándome a reflexionar sobre mis planes, ideas y proyectos; qué debo trabajar, madurar, soltar, eliminar, pulir, mejorar.

Si tenéis la oportunidad de ir a un bosque, estar en un jardín, os animo a que meditéis junto a un árbol, observando su transformación, viendo cómo el perder las hojas da lugar a que nazcan nuevos brotes, donde la pérdida se convierte en vida y crecimiento

Nosotros experimentamos lo mismo, las pérdidas, rupturas y crisis, son oportunidades para poder revisar nuestros cimientos, nuestros pensamientos, creencias, ideas, sentimientos, ayudándonos a tener una nueva visión sobre nosotros mismos. Podemos ser más fuertes, crecer y evolucionar, para ello podemos soltar todo aquello que lastra, entorpece, debilita. Podemos ser como las hojas de los árboles, donde su caída da paso a una nueva vida


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.