viernes, 5 de junio de 2015

Días mágicos en Junio, la energía de la purificación y la vida

Dentro de unos días celebraremos la entrada del verano en el hemisferio norte y la del invierno en el sur. 

El 21 de junio, está a la vuelta de la esquina. Es un día mágico y lleno de energía purificadora. Justo tres días después llega la festividad de San Juan, cuya simbología es la misma que la del solsticio.

En verano las horas de luz se alargan, oscurece más tarde. El tiempo invita a relajarse y a disfrutar aún más si cabe de la vida.

Me gustan los dos días por su simbología y energía, que los convierten en mágicos. Si cierro los ojos, revivo días de calor, saltando y jugando en las hogueras, días de risas, de olor a hierba recién cortada; y lo mejor de todo, alegría porque comenzaban las vacaciones de verano.

Ahora no salto ninguna hoguera, pero vivo al máximo la energía, la fuerza purificadora y de luz que tienen estos días.

Me gustan las cosas sencillas y fáciles de hacer. Dependiendo del tiempo del que disponga, suelo conectar con la energía del día de distinta manera, ya sea realizando un ritual, meditando, orando... Y otros, por qué no, los hago todos seguidos. Sólo es cuestión de proponérselo.

El enfoque que le voy a dar este año, es el de siempre, limpieza y celebración de la vida. Para ello, desde ya mismo, observo cómo es y está mi vida. Qué aspectos quiero eliminar o potenciar. Escribo dos listas, en una de ellas, pongo lo que no quiero en mi vida: disolver o eliminar situaciones, problemas, dificultades, etc.

En la otra, lo que deseo conseguir o trabajar: aspectos internos, logros personales, metas concretas, materiales, espirituales y evolutivas. Al principio, escribo mucho, pero según van pasando los días, voy puliendo las dos, hasta que queda lo más resumido posible, quedando muchas veces, sólo una palabra.

Ya sea el mismo día del solsticio o el de San Juan, intento encontrar un hueco para mi, para poder realizar una meditación, y llevar a cabo un pequeño ritual, cuyo poder reside en reforzar, anclar y comprometerme conmigo misma en lo que deseo trabajar.

Busco un momento del día apropiado en el que pueda realizarlo con tranquilidad. Comienzo pidiendo ayuda a la luz y al amor, a la energía más elevada, a todos los seres que me rodean y guían. Acto seguido, enciendo la vela. Ya tengo mi hoguera particular. Quemo en ella, la lista de lo que deseo eliminar de mi vida. La lista del trabajo a potenciar, intento tenerla a mano; y así, puedo recordar cuáles son mis prioridades y metas en los días en que todo parece un poco más difícil.

Al terminar, doy las gracias a la energía, al sol, al fuego, a todos los seres, al universo, a Dios por su presencia, acompañamiento, guía y protección.

Como lo espiritual no está reñido con la diversión, sino todo lo contrario, dependiendo del tamaño de la vela, se puede saltar sobre ella. En alguna ocasión, lo he hecho y lo he pasado muy bien. Es divertido y se disfruta mucho, siempre y cuando se haga con seguridad.

¿Os animáis a hacer vuestro propio ritual? ¿Cómo vais a celebrar el solsticio y el día de San Juan?


La imagen pertenece a un mandala mío.