lunes, 26 de octubre de 2015

Constelaciones familiares, una puerta abierta a sanar

La vida está llena de sorpresas,

Estamos unidos por hilos invisibles y a veces, lo que parece imposible se convierte en posible. Podemos vivir situaciones únicas, conocer a personas estupendas, se dan circunstancias especiales que hacen que lo que vivimos sea fácil y fluido. E inclusive, todo ello, sin tener que hacer aparentemente nada. Tan sólo, estar conectado con la esencia, con quiénes somos y con el Universo, con la Totalidad, con Dios.

En esta ocasión voy a hablar de sorpresas estupendas. Hace una semana de manera inesperada, recibí una invitación a participar en una constelación familiar. Había oído hablar mucho de ellas pero había estado en ninguna.

Pensé y sobre todo, sentí que era el momento de participar y vivir en primera persona esta experiencia. Esta invitación me permitió conocer a unas personas estupendas, a pesar de las situaciones personales dolorosas de cada uno, y con ganas de trabajarse. Se formó un grupo que movía una energía amorosa muy bonita y con ganas de aprender.

¿Qué es una constelación familiar? ¿Para qué sirve? Las constelaciones son una herramienta o técnica que permite hacer conscientes las emociones que nos bloquean para así poder solucionar situaciones o problemas personales que tenemos, ya sea a nivel familiar, laboral, sentimental, de salud, etc.

El trabajo se realiza en grupo, sin tener conocimiento sobre la vida y circunstancias de los demás participantes. Se trabaja a una persona en cada momento, el constelado, que observa lo que sucede cuando actúan los demás participantes, quienes representan papeles, vivencias o situaciones que están relacionadas con ella.

De esta manera, todo es visual, podemos observar cómo es nuestra vida o lo que sucede en ella, desde cierta distancia y objetividad. Descubriendo o confirmando algo que conocíamos o desconocíamos. Se consigue hacer consciente lo que está oculto, lo que no vemos, Lo que permite que podamos actuar sobre ello y hacer los cambios, integrar o vivir lo que cada uno decida con la información recibida.

Imaginemos que una persona quiere que salga adelante un proyecto determinado en cualquier aspecto de su vida. El constelador, elige entre el grupo a las personas adecuadas que trabajar. Durante el proceso, cada integrante experimentará emociones, se pueden ver bloqueos, dónde están las dificultades o con qué herramientas cuenta para que su todo se lleve a cabo de manera beneficiosa.

Nos pusimos en manos de Mercè, la consteladora, que con mucho cariño nos guió y ayudó a ver, a sentir, a entender y comprender todo lo que vivimos. Pudimos vivir bloqueos, miedos, traumas, situaciones de abandono, y también experimentamos paz, amor, ternura, liberación, perdón. 

Por lo que viví, vi en el grupo y en mi misma, las constelaciones pueden ayudar a sanar emociones, permitiéndonos superar lo que nos lastra y ancla, a aceptar las situaciones y patrones de conducta o emocionales que hemos heredado a nivel familiar y hemos hecho nuestras, hace que podamos ponernos en la piel de otras personas y entender así su comportamiento. Imagino que habrá situaciones que requieran más tiempo que otras para ser superadas.

Posiblemente muchos de vosotros ya habéis estado en una constelación. ¿Cómo ha sido vuestra experiencia? Si queréis compartidla, adelante.


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.