Sois muchos los que a través de los correos preguntáis cómo podéis comunicaros con vuestros seres queridos que han muerto, y qué hay que hacer para que una vez que ya se ha establecido el contacto éste no desaparezca sin más. Intentaré responderos a todos desde aquí.
Al morir, pasamos por varias etapas. El tránsito o el paso de la vida a la muerte, es una de ella; ya estando muertos, nos adaptamos al nuevo lugar, a la nueva vibración, plano o dimensión. No todos vamos a los mismos lugares, como tampoco al venir, nacemos en el mismo país.
Cada dimensión o plano es el correcto y adecuado para seguir nuestra evolución como alma, y siempre es luz y amor. Desde ese nuevo lugar los seres siguen trabajando, reposando, evolucionando; unos, deciden continuar su trabajo en otras dimensiones y otros, quieren permanecer cerca nuestro, ya sea como parte de tu trabajo evolutivo o por amor. La decisión es suya y no nuestra.
Las señales de los seres queridos pueden comenzar ya incluso antes de morir. Podemos escuchar cómo cuentan que ven a familiares que murieron hace tiempo y hablan con ellos, transmitiéndonos sus mensajes. Por ejemplo, está aquí tía María y me ha dicho que no me preocupe, porque va a estar conmigo todo el tiempo.
Las señales suelen producirse antes, después o durante la muerte, aunque la mayoría suelen darse tras el fallecimiento. Seguramente alguno de vosotros reconozca haber vivido la siguiente experiencia. Estaba durmiendo cuando me he despertado y he visto a tía María a mi lado, me decía adiós y le he visto contenta. Al despertar, me he enterado que había fallecido. Estos encuentros se producen en un lugar intermedio entre ellos y nosotros, el campo astral; aunque nosotros lo vivimos como si fuera un sueño muy real.
Lo mismo puede ocurrir estando despiertos. Pensamos que no ha podido suceder, que todo es producto de nuestra imaginación. Al poco tiempo, descubrimos su muerte. Además de la voz, sentir o ver su presencia, podemos oler su colonia, su fragancia, de repente aparecer una foto suya, un libro especial, cualquier objeto o hecho que esté relacionado con la persona que ha muerto.
Tras su muerte, además de echar en falta su presencia, queremos saber cómo están, cómo se encuentran, si ha quedado algo pendiente que solucionar. Queremos tener noticias de ellos. El dolor que sentimos muchas veces hace de barrera e impide que percibamos las señales que nos envían. Es aconsejable mostrar una actitud lo más abierta posible pues no sabemos de qué manera intentarán comunicarse con nosotros.
Tampoco todos los seres se comunican, sólo aquellos que lo consideran necesario tanto por ello o por nosotros. Suelen ser mensajes breves, estoy bien, soy feliz, me acuerdo de ti; y les vemos y sentimos rodeados de luz. Una vez que han transmitido lo que querían decirnos, no ven ninguna necesidad de seguir mandándonos mensajes, puesto que tenemos la información que necesitamos. Y por este motivo, muchas veces dejamos de recibir mensajes o señales de ellos, porque ya han dicho todo lo que querían contarnos.
Otro tipo de mensajes son los que recibimos a través de la mediumnidad o canalización. En general, suelen ser algo más largos, dan más información, podemos hacerles preguntas, etc. Eso, si, siempre van a marcar la pauta ellos. Van a comunicar lo que consideran importante que sepamos, al margen de si es lo que deseamos saber o no.
Al morir cambiamos, no solemos pensar y sentir de la misma manera que cuando estábamos vivos. Damos importancia a diferentes temas, aunque no por ello, dejamos de tener una personalidad o carácter similar al que teníamos estando vivos y seguimos amando a quiénes quisimos estando vivos.
Recibimos señales suyas constantemente, aunque la mayor parte de ellas no las vemos o percibimos. ¿Podemos pedirles que nos ayuden y manden información? Si, podemos hacerlo, pero siempre y cuando, lo hagamos desde el respeto, el amor y sabiendo que ellos deben continuar su labor evolutiva. Eso no significa que dejen de estar a nuestro lado.
No podemos atarnos a ellos, porque les echamos en falta; debemos seguir caminando y viviendo nuestra vida de la mejor manera posible, aunque el dolor por su ausencia deje una huella profunda. No estamos solos, ellos nos ayudan. Sin embargo, debemos recordar que tanto ellos, como nosotros, seguimos evolucionando cada uno a su ritmo y es bueno que nuestros seres queridos, sigan fluyendo y avanzando en su camino.
Abramos el corazón a las señales, a la información, a la comunicación con ellos sin miedo. En teoría, todos estamos preparados para ver las señales, aunque no todos las vemos. Es más fácil sentirlas cuando estamos abiertos, cuando fluímos, y dejamos la mente fuera, ocupada en otras cuestiones.
Os invito a que abráis la mente y el corazón a poder ver y percibir sus señales. Y si queremos tener más información o comunicarnos con ellos a otros niveles, siempre podemos acudir a un especialista que nos ayude a poder recibir la comunicación o mensajes de nuestros seres queridos.
La imagen está sacada de internet y desconozco quién es su autor.