domingo, 25 de septiembre de 2011

Viajeros en Tránsito, una visión sobre la muerte

Es posible que conozcáis este libro que os presento, se llama Viajeros en Tránsito y su autora es María Isabel Heraso Aragón. Indudablemente, el tema del que trata, tiene que ver con el camino que transitamos, vida y muerte, de la que todos formamos parte.

María Isabel Heraso es médico y está especializada en tratar el dolor y el sufrimiento. Es fundadora de la Fundación Internacional del Dolor y es directora de la Unidad del dolor del Sanatorio San Francisco de Asís de Madrid. 

El punto de partida del libro, parte de la base de que la muerte y la vida están enlazadas; son etapas continuas llenas de fases que debemos aprender a valorar y vivir plenamente; cuanto mejor y más disfrutemos, más fácil será nuestra preparación y visión de la muerte.  

De manera sencilla, hace un esbozo, un acercamiento, a temas que normalmente son tabúes e incómodos de tratar. Se trata de un libro vivencial, en el que se pasa de un tema a otro, tratándolos con una mirada limpia, clara y sencilla. Dejando la puerta abierta a quién quiera seguir investigando en cada uno de ellos. En él se habla del Libro Tibetanos de los Muertos, del Karma, de las experiencias cercanas a la muerte, etc.

Su lenguaje es ameno, claro y fácil. Con objetividad, se acerca a temas como la preparación para la muerte, los tránsitos, la reencarnación, la pérdida dolorosa o traumática de un ser querido, la conciencia, el amor, etc.. 

Es un libro que se lee rápidamente, es fácil y alegre. Es un enfoque optimista y a la vez, realista de la vida y sus ciclos. 


La imagen de la foto, es la de la portada del libro y está escaneada.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Enlace entre dos mundos, la mediumnidad

Me suelen preguntar qué es y en qué consiste la mediumnidad.

El médium es la persona que ejerce de canal, de intermediario o enlace entre dos mundos, el de los vivos y los espíritus de los seres que han muerto. A veces suelo bromear diciendo que somos carteros, al igual que estos entregan cartas, nosotros damos mensajes de unos seres a otros.

Hay seres que nacen con el don de la pintura, la escritura, la de ser emprendedores de éxito, jardineros, escaparatistas, ingenieros, agricultores, etc. Otros nacemos con la habilidad de ser canal entre unos seres y otros. 

Hasta la edad de veintiocho años pensaba que todo el mundo tenía la misma habilidad que yo, el de ver a los seres que habían muerto y transmitir sus mensajes. No me planteé que en mi entorno fuera la única. Para mi era tan natural el ver a un ser, como ver llover. No había diferencia. 

Desde que tengo uso de razón he visto a seres rodeando mi cama, mirándome; unos, pidiendo ayuda; otros observando y había otro grupo que me reñía cuando hacía algo mal. Recuerdo una vez que mi madre me dijo que me sentara en un banquito mientras esperaba a que ella hiciera una gestión. Vino una señora y me riñó por sentarme en ese lugar. Me levanté, y al volver mi madre, me preguntó por qué no seguía sentada. Y le dije, volviéndome a donde estaba la señora, que ella me lo había dicho. Mi madre miró y no vio a nadie. Imaginaros qué situación. Por mucho que insistiera en que había una persona y la describiera, mi madre no veía a nadie. Así que la deducción, lógica por otra parte, era que la niña tenía una imaginación desbordante. Como este caso puedo hablaros de varios más.

Los seres que ya han partido, y necesitan comunicar algo a sus allegados, desde una noticia, un sentimiento, un reconocimiento, etc. buscan ser escuchados, muestran señales que a veces solemos ver y cuesta interpretar. Entonces aparecemos nosotros, los médiums, que escuchamos y transmitimos lo que nos cuentan.

Creo que no existe mucha diferencia entre mi vida y mi trabajo. Allí donde voy, va mi don conmigo. Para conectar con los seres no hace falta hacer nada especial; salvo ser sensible a ellos, ponerse a su servicio o ayuda, conocer cómo funciona la energía, saber diferenciar la realidad de la fantasía, estar bien equilibrado y pisar tierra

Para mi es básico saber qué terreno piso y en este mundo, el suelo es muy resbaladizo. La mente puede jugar con nosotros a través de las fantasías, haciéndonos creer que es verdad lo que deseamos ver. Plantearse qué es verdad y qué irreal, saber escuchar a nuestro yo, a nuestra intuición y dejarse llevar por ella, es una disciplina diaria que ayuda a tener armonía, equilibrio y objetividad.

Es un trabajo que me encanta. Reconozco que me siento una privilegiada por poder llevarlo a cabo, aunque a veces es duro. Hasta ahora los momentos más difíciles que he vivido, han sido con padres que han perdido a hijos bien por enfermedad o accidente. Suelen estar muy afectados y sus hijos suelen consolarles y darles ánimos. Resulta complicado transmitir la paz y la calma en la que viven sus seres, mientras ellos siguen sufriendo; y a la vez, mantenerse objetiva e imparcial, sin dejar de estar al lado de ellos.

Recuerdo el caso de un chico que había muerto por cáncer hacía unos cinco años. Llegó a mi su madre y quería saber cómo se encontraba. El chico le pidió a su madre dos cosas, la primera que dejara de culparse por su muerte y la segunda, que cuidara de un hermano pequeño. Le decía que tuviera paciencia con él, que todavía era muy joven para entender lo que había pasado.

Me gusta lo que hago porque aprendo todos los días, pues cada caso es distinto. Y sobre todo, me reconforta saber que he podido ayudar al servir de enlace y transmitir los mensajes de unos a otros


La imagen de la foto es de un mandala mío, que se llama Enlace.

martes, 13 de septiembre de 2011

Cómo vivir las señales de nuestros seres queridos fallecidos

Podemos sentir la presencia de los seres que nos rodean; a veces mandan señales evidentes, otras son más leves; pero algo en nuestro interior, en nuestro corazón, siente que están ahí.

La mente en esos momentos, lanza mensajes diciendo lo contrario. Es imposible sentir aquello que no existe, aquello que no se pude detectar, ver, concretar. Esta dualidad, mente y corazón, nos persigue en casi todos los aspectos de nuestra vida, desde decisiones que debemos tomar, en  pensamientos, actitudes.

Cómo podemos saber si lo que estamos percibiendo, sintiendo es real o no. Esta pregunta, se suele repetir mucho en consulta. Suelen comentarme, que a veces sienten que es real, les escuchan respirar, sienten que les acompaña al andar pero, se preguntan si se estarán volviendo locos o son sus deseos. Lo siguiente que suelen expresar es su dificultad a la hora de contarlo a su familia. Dan por sentado que no les van a entender.

Cuando nos vemos inmersos en estas situaciones, es decir, cuando un ser al que queríamos ha fallecido, tras su marcha podemos tener señales suyas. Algunas veces nos visitan en sueños, otras vemos pequeñas sombras moverse por la casa; en ocasiones, su aroma viene y va, dando igual si estamos en casa o en la calle; una foto que se cae, una canción que suena en un momento determinado.... Son muchas las maneras que eligen para hacerse notar.

Su presencia junto a nosotros, puede ser puntual, esporádica o larga. Ellos eligen qué quieren hacer, si marcharse directamente a otro plano, permanecer junto a nosotros hasta que se resuelva una situación determinada o acompañarnos hasta que consideren que su trabajo ha terminado.

Dudar de si lo que percibimos es lógico o no, es habitual y me parece necesario e indica si estamos equilibrados y pisamos tierra. Debemos plantearnos lo que sucede, sin miedo, con una postura abierta, pero sin dejar de lado, que pueden ser nuestros deseos los que estén jugando con nosotros.

Descubrir la verdad suele llevarnos a veces más tiempo del que nos gustaría, pero si somos sinceros con nosotros mismos, veremos que sabemos cuál es la verdad. Sentimos una sensación muy fuerte en nuestro interior que sin saber muy bien porqué disipa todas las dudas y nos llena de certeza y seguridad. Esa es la verdad.

Una vez que sabemos que nuestros seres queridos pueden permanecer junto a nosotros, ya sea haciéndonos una visita o permaneciendo más tiempo; va a depender de la actitud que tomemos para poder ver sus señales con mayor claridad. Sería conveniente dejar la mente abierta, no juzgar, no temer y fluir, y por supuesto, dejarnos llevar por el corazón

No siempre es fácil conectar con ellos o entender lo que quieren transmitirnos, aunque tengamos la certeza de su presencia. Están junto a nosotros unidos en y por amor. No desean hacernos ningún daño. Es más, inclusive en relaciones que en vida no han sido buenas porque estaban llenas de dificultades y sinsabores, una vez hecho el tránsito, estos seres pueden mostrarse más cercanos, aunque nos resulte complicado entenderlo.

Si somos conscientes de su presencia ya hemos dado un paso adelante. No intentemos atarles, dejémosles libres para ir y volver, para que vayan a la luz y desde allí hagan su trabajo. Tal vez, su labor sea estar junto a nosotros. Y más tarde o más pronto, terminaremos sabiéndolo.

Resumiendo, si somos conscientes de su presencia, no debemos asustarnos, no estamos locos. Sería estupendo poder comunicarnos con ellos de manera fácil, entender lo que nos quieren decir a través de las señales que van dejando. Se que a veces por mucha paciencia que tengamos, nos cuesta comprenderles, en esos casos, siempre podemos recurrir a un profesional que nos ayudará a saber interpretar sus señales.

La imagen de la foto es de un mandala mío.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Reflexionando sobre la vida y la muerte

La vida y la muerte van juntas de la mano. No existe una sin la otra. Forma parte de un proceso natural. Nacemos, crecemos y al cabo de una vida más o menos larga, morimos. 

Si nos fijamos en la naturaleza nos parece normal este proceso. Vemos nacer a las flores, a los árboles, a las plantas, y después desaparecen. Lo mismo pasa con los animales. Lo vemos a diario, y no nos resulta extraño, casi ni nos fijamos en ello.

En cambio, cuando la muerte nos toca de cerca, las cosas cambian; y es lógico que sea así, pues entran en juego, los sentimientos, las emociones, los pensamientos, las vivencias, los recuerdos, los lazos que unen, etc.

En nuestra vida estamos acostumbrados a vivir tránsitos, etapas y cambios, que suponen pérdidas y algunas de ellas traen consigo, dolor, pena. Cambiamos de pareja, de trabajo, de ciudad, de casa. Podemos romper una relación y aunque se pase mal, sabemos que el tiempo lo cura toda, existe un futuro, una esperanza de encontrar nuevas oportunidades, nuevas personas que nos ofrecerán la posibilidad de volver a amar. Lo mismo podemos aplicar a un trabajo, amistades, etc. Podríamos hablar del apego y desapego, de lo que nos ata y de lo que nos libera. Pero con la muerte, parece que todo acaba, no hay futuro; hay fin, todo deja de existir, se para.

La muerte no deja de ser una fase, una pérdida que trae consigo la posibilidad de una nueva etapa. Somos energía y como tal, no desaparecemos, nos transformamos. Muchos de vosotros me diréis, no creo en ello, tras la muerte no existe nada, sólo está el vacío. Lo respeto, pero no opino de la misma manera.

Al morir, dejamos nuestro cuerpo, nuestra carcasa o caparazón que ha posibilitado al alma estar en la tierra y vivir muchas de las experiencias que ha venido a aprender. Una vez fallecidos, el alma, abandona su cuerpo, pero nuestro espíritu sigue vivo, sigue pensando y en determinados momentos también siente.

Hace casi un año, recuerdo que durante el responso del hermano de una amiga mía que acababa de fallecer, el sacerdote, tocando el ataúd, decía , muy enérgicamente, en esta caja no está Felipe. El que aquí está no es él, sólo es su cuerpo. Felipe nos está mirando desde otro lado, desde otro mundo. Nos está viendo ahora, a todos nosotros y ya no siente dolor, ni tristeza. Ahora está bien. Me asombró su manera de hablar, estábamos totalmente de acuerdo en la idea de la muerte y de la vida.

Me acuerdo que pensé, que no era habitual escuchar a un sacerdote hablar con tanta claridad de lo que ocurría. No digo que no haya sacerdotes como áquel, sino que hasta ese momento no me había encontrado ninguno con él.

Al morir, abandonamos nuestro cuerpo y ese es un tránsito muy importante que hemos de vivir y pasar todos algún día. Dejamos atrás lo físico para volver a casa, para volver a reencontrarnos con nuestro yo, con nuestra familia de almas, para estar de nuevo junto a la Fuente Divina de todo Amor Incondicional, que algunos llaman Dios, Energía, Amor, Cosmos. Volvemos a casa, al Amor, viviendo en espíritu, siendo energía y desde ese plano u otro al que decidamos ir, ya tendremos tiempo de pensar si queremos o no regresar de nuevo a vivir una nueva vida en la Tierra, o pasar un tiempo ayudando a nuestro seres queridos a superar su dolor por nuestra partida, etc.

Pensar en la muerte asusta, aterra, pero nadie escapa de ella. Hay quienes creen que pensar en ella, la atrae. No es cierto, nos encontraremos con la muerte, sólo cuando llegue nuestro momento, ni antes, ni después. Mientas llega, podemos prepararnos viviendo plenamente, disfrutando al máximo lo que hacemos. Cuánto más plena y llena sea nuestra existencia, mejor viviremos y entenderemos que nuestra partida forma parte de este maravilloso proceso de aprendizaje, llamado vida.


La foto es de un cuadro mio que se llama Dos Mundos.

martes, 6 de septiembre de 2011

Comunicación entre los seres que han muerto y nosotros


La comunicación a la que hace referencia el título del blog, es la que se establece entre los seres que ya han partido tras su muerte y los que estamos vivos.

Tras la muerte, muchos de los seres que parten, deciden comunicar a su familia cómo se encuentran, si están bien, cómo es su situación; otras veces, quieren que les recuerden de una manera especial o que lleven a cabo sus deseos; o simplemente, desean decirles que para avanzar necesitan liberarse de la pena y el dolor de sus familias.

Los que quedamos aquí deseamos sentirles. En algunos casos, el dolor y la pena pueden obstaculizar este proceso. Otras veces, puede deberse a que no sabemos interpretar las señales que nos envían. No es fácil fluir en medio de la pena y cuando percibimos "algo", enseguida entra la mente en acción y nos dice que no podemos captar su presencia, que estamos locos.

No, la mayor parte de las veces sentimos realmente su presencia. No digo con esto, que no haya casos en los que el deseo es superior a la realidad y entonces vivimos una fantasía. Es realmente importante, tener los pies bien firmes sobre el suelo o dicho de otro modo, plantearnos lo que está ocurriendo. 

Si tenemos dudas, vamos por buen camino. Podemos sentir una sombra, ver una figura moverse, respirar durante segundos su colonia, su fragancia, y nos decimos, es imposible. Éstas son algunas de las señales que podemos percibir, hay otras muchas, tantas como personas somos. 

Imaginad por un momento qué tipo de relación y comunicación teníais con el ser que ha fallecido. Por ejemplo, le gustaba cantar una canción determinada, os gustaba una película especial, una comida, etc. y de repente, sin pensar en ello, estás tatareando esa canción, pones la tele sin saber porqué y aparece esa película; son señales. Nos están diciendo que están ahí, junto a nosotros. No tenemos que asustarnos, podemos hablar con ellos y ya sea en voz alta o baja, decirles cuánto les echamos de menos, que les queremos, o que deseamos que estén bien.

Otras veces, aparecerán en nuestros sueños y tendremos la oportunidad de charlar con ellos. Hace unos días una persona me comentaba en consulta, que había visto a su marido fallecido en sueños. Le había visto tan bien, estaba tan contenta de verle que no le había dicho nada. Se sentía mal por ello. Estaba triste, sentía que había perdido el tiempo porque en ese momento se sentía tan feliz que no se había acordado de decirle que le quería. 

Pudimos establecer contacto con él. Ella le dijo que le quería, le pidió perdón por no haber estado atenta y él, le dijo que no había nada que perdonar; aunque no había habido palabras, el corazón si había hablado y le había llegado todo el amor de ella. Fueron unos momentos muy bonitos. No puedo comentaros qué más dijo porque normalmente no me suelo acordar. Lo que recuerdo fue que la mujer rompió a llorar y a reír a la vez. Se sintió reconfortada y llena de vida. Ella misma no lo entendía. Decía que su pena había desaparecido durante un rato y se había sentido de nuevo amada y llena de fuerza y energía. 

Este es un ejemplo de muchos que he vivido y os iré contando poco a poco.


La foto está sacada de internet, si alguien considera que no debe aparecer, que lo diga y la quitaré.  

lunes, 5 de septiembre de 2011

Presentación de este blog

Hola a todos y sed bienvenidos a este nuevo blog en el que los temas a tratar para algunos de vosotros no son nuevos porque ya hemos hablado de ellos en mi otro blog, Mandalas, Espacio Abierto. Para aquellos que esta sea vuestra primera toma de contacto con este mundo, espero que os guste y os quedéis.

Después de ver vuestro interés en el tema, he decidido crear este blog en el que intentaré hablar de la vida, la muerte, y por supuesto, de la comunicación que se establece entre ambos mundos.

También me gustaría tratar otros temas como son, la muerte, cómo prepararnos para ella, el duelo, los tránsitos de la vida, etc.

Por supuesto, vuestra aportación ya sea a través de los comentarios, sugerencias o dudas que podáis tener serán bienvenidas.

Y de esta manera doy por inaugurado el blog. :D.

Gracias a todos.

Besotes.


La foto es de un cuadro mio.