lunes, 17 de marzo de 2014

La primavera en el corazón

Esta semana entramos en una nueva estación. Llega la primavera, con su estallido de color, de aromas, de brotes, de esperanza, de rejuvenecimiento y trae un mensaje muy especial, el del resurgir. Tenemos la capacidad del ave fénix, la de renacer de nuestras cenizas.

La vida es un camino lleno de baches, autopistas, atajos, puentes, áreas de descanso, caídas en descenso, tirolinas, juegos, dolor, diversión, sufrimiento, alegrías. Todo ello, ayuda a que moldeemos quiénes somos, a que sepamos cómo enfrentarnos a las dificultades o alegrías del día a día. Es un impulso hacia adelante, es una llamada a no estancarnos y a observar y averiguar quiénes somos.

Tras la muerte de un ser querido, todo cambia. En algunos casos, especialmente en los que la muerte, es la de una persona enferma, tenemos más tiempo para asumir e integrar su marcha; en cambio, cuando la muerte es instantánea, desaparece la oportunidad de hacer el duelo en vida, y siendo el duelo un proceso más complicado y difícil.

Al igual que la primevera, regala el frescor, los brotes verdes, el color, también, enseña, que tras el otoño de hojas caídas y mustias, de pérdidas y del invierno de reposo y a veces helador, al final, llega el momento en que florecen los frutos. Podríamos resumirlo diciendo que son ciclos: muerte, tiempo para la calma y para que la semilla tenga la fuerza suficiente para germinar y al llegar a la primavera, muestre sus frutos.

La muerte, tiene el poder de cambiar y transformar, e incluso, transmutar. No nos deja indiferentes, nos obliga a actuar, a posicionarnos ante la nueva situación. Cada uno a su ritmo y manera. Asumir la muerte muchas veces no resulta fácil. Los sueños e ilusiones, todos los proyectos que estaban en marcha, la ausencia del contacto físico, del abrazo, de las miradas, duele. Podemos sentir impotencia, culpa, rabia, ira, angustia, ansiedad y dolor; sufrimos, y todo ello, deja heridas que irán cicatrizando poco a poco. Está en nuestras manos el intregarlo, asumirlo o el no hacerlo.

Son emociones difíciles de integrar. Mientras ocupen todo nuestro corazón, será complicado que dejemos entrada a la vida, a la alegría. La llegada de la primavera, nos recuerda que para poder florecer, hemos dejado atrás, hemos integrado y asumido, que la vida es un ciclo, llena de etapas distintas, a veces duras y complicadas, otras más fáciles y llevaderas. La vida es una montaña rusa llena de curvas, subidas y bajadas.

Antes de que la semilla fructifique, ha pasado por heladas, ventiscas, lluvias, sol, etc, y todo ello, ha hecho que el grano, sea más resistente, más fuerte. Lo mismo nos pasa a nosotros ante las dificultades de la vida, y más ante la muerte de un ser querido.

Habrá personas que decidan quedarse en el dolor, en la rabia, la ira; ya sea porque les cuesta o resulta difícil asumir la pérdida; otras, a pesar de ello, decidirán dar entrada a la luz, a los rayos de sol que harán que poco a poco, la semilla de la vida que está en su corazón, comience a florecer.

Todo es válido. Cada uno elije el proceso que necesita vivir para poder avanzar y crecer, para evolucionar. Y la muerte, es uno de los procesos más duros por el que pasamos y nos ofrece la oportunidad de recapacitar, de sentir, de reflexionar, de tomar una postura ante quiénes somos, hacia dónde vamos, y cómo queremos vivir nuestra vida.

La primavera está tocando la puerta. Permitamos que comiencen a florecer los brotes verdes de esperanza, de luz y amor en nuestros corazones. Vamos a darnos la oportunidad de seguir avanzando en nuestro camino dejando atrás en la medida que podamos, todos los lastres que arrastramos, la amargura, la rabia, la ira, el dolor. Vamos a perdonarnos, a amarnos, a sentirnos llenos y plenos por nosotros mismos y los seres que han fallecidos. Pues, a pesar de que no les sentimos tanto como nos gustaría, velan y cuidan de nosotros, y siguen queriéndonos con toda la fuerza que tiene el amor verdadero.


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.

domingo, 2 de marzo de 2014

Cómo es una consulta de canalización o mediumnidad

Una de las preguntas que más soléis realizar, hace referencia a qué es y en qué consiste una consulta de mediumnidad o canalización.

La diferencia entre canalización y mediumnidad es muy pequeña. Resumiendo, la canalización, es conectar con todo, con el universo, con todos los seres y energías; y, la mediumnidad, es comunicarnos directamente con los seres queridos que han fallecido.

En mi caso, por mi don, la conexión la establezco a través de la energía, y para ella no existen barreras de ningún tipo. Por ello puedo realizar consultas presenciales, telefónicas, a través de skype, etc. dando igual si estamos viéndonos la cara o a miles de kms de distancia. La información que se recibe es la misma.

Todas las consultas son distintas, aunque una misma persona haya estado conmigo muchas veces, la información que reciba será diferente dependiendo de sus necesidades y sobre todo, de lo que quieran comunicarle, sus seres queridos.

En una misma consulta, además de establecer comunicación con los seres que han fallecido, se resuelven dudas sobre temas emocionales y espirituales, sueños, mensajes, señales; se acompaña, guía y orienta en los distintos tránsitos, procesos y etapas de la vida y la muerte.

Al inicio de la consulta conectaremos con el ser o seres con los que se desee comunicar. En un 99,9% de las veces, acuden los primeros, pero en otros momentos, puede que aparezcan otros seres antes que ellos. Sería algo parecido a si llamáramos a una casa donde vive mucha gente. Queremos hablar con la madre, pero coge el teléfono, el abuelo, quién tras avisar a la madre, le deja la línea.

La información que vamos a recibir siempre es la que necesitamos saber y no la que queremos saber, aunque la mayoría de las veces suelen coincidir ambas. Los seres queridos fallecidos, saben y conocen mejor nuestra vida y necesidades. Puede que nosotros queramos saber dónde está un objeto, saber cómo podemos ayudar a un familiar que sufre, etc. Y ellos, al respondernos, se centren en otras cuestiones, cómo aconsejarnos sobre nuestra vida, nuestra misión, etc. y también pueden contestar directamente a nuestras preguntas.

A veces, el mensaje que quieren transmitirnos es sólo su presencia, hacernos saber que están con nosotros; otras veces, pueden informarnos sobre cómo fue su vida, su muerte. En ocasiones, pueden hablar sobre sus sentimientos y pensamientos, puede que quieran arreglar algo que quedó pendiente, pedir perdón o agradecer todo el amor que les dimos y recibieron...

Cuando se va a realizar una consulta es aconsejable, estar en una disposición y actitud abierta. Saber que estamos en sus manos y que vamos a recibir la información que necesitamos para nuestra vida y camino. La comunicación estará basada en la luz y el amor.

Nunca se quién va a aparecer hasta que lo hace, o qué quieren comunicar. Lo que si se, es que es una experiencia que no suele dejar indiferente a nadie. A veces cuesta asimilar lo que nos dicen; otras en cambio, es fácil, sentir paz y calma. Cada caso es distinto y va a depender mucho de cómo estemos nosotros. Si estamos abiertos a ello, la información que recibamos suele ser más profunda y podemos disfrutar del momento. Si estamos más cerrados, la información seguirá siendo la misma, pero necesitaremos más tiempo para integrarla.

Y por último, comentar que generalmente no suelo recordar nada de lo que me transmiten. A los cinco minutos o menos, he olvidado todo. Mi trabajo es muy parecido al de un cartero, entrego una carta o mensaje, sólo soy un intermediario entre los seres queridos y nosotros.

Cada médium o canalizador tiene su técnica y sus herramientas para poder comunicarse con los seres queridos fallecidos y por lo tanto las consultas aunque diferentes, deberían ser similares al transmitir la información que reciben. Buscad a personas que sean de confianza, trabajen desde la luz y el amor.


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.